En colaboración con estudiantes de la Universidad de Lund, intentaron crear un espacio que en 10 metros cuadrados, que fuera capaz de contener lo indispensable para dar solución a las necesidades básicas de sus habitantes.
Su interior cuenta con una cocina pequeña con estanterías, armarios de almacenamiento, y mesa rebatibles.
La “vivienda inteligente” se construye a partir de laminado cruzado de madera de origen local, y cuenta con un diseño eficiente en los espacios reducidos, la reducción de la renta media típica en un 50%, así como el impacto ecológico y la huella de carbono de la construcción de ésta
.
También un pequeño cuarto de baño y un entre-piso para dormir, al que se accede a través de pequeños escalones de madera fijados a la pared.
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